Sígueme en Twitter y Facebook

Sígueme en Twitter: @FredyAM40
Únete en Facebook: Página El Ángulo Opuesto

lunes, 13 de febrero de 2012

De la ambición al conformismo


En la vida es bueno ser ambicioso y aspirar siempre a llegar al máximo… hasta cierto punto. A más de uno esta crisis no le hubiera castigado con tanta dureza si hubiera sabido conformarse con menos. ¿Es de mediocres ser conformistas? Para los ambiciosos sí. Para un reducido grupo de estudiosos, puede llegar a ser incluso inteligente. Porque no es más rico quien más tiene sino quien menos necesita.

Todo esto viene por los debates que se leen y se escuchan estos días en relación al “fútbol” que despliega Las Palmas y a la lucha de sensaciones encontradas tales como “podríamos estar más arriba en la clasificación” y “hacía mucho que no estábamos tan desahogados a estas alturas de campeonato”.

Pero la cuestión, lo que nos atormenta a los amantes del color amarillo y azul, es si este equipo podría jugar mejor y estar más arriba en la tabla. Dos cuestiones para las que hay diversidad de opiniones y no todas coincidentes.

Jugar mejor… siempre se puede jugar mejor. Todo es mejorable en la vida, y cómo no, el juego de un equipo de Segunda División debe serlo. Las Palmas la temporada pasada nos brindó un arranque brillante con buen fútbol y resultados. Posteriormente, cayeron en primer lugar los resultados y después el buen fútbol, hasta llegar al pozo del descenso tras muchísimas jornadas sin ganar un solo partido. Todos nos preguntamos cómo un mismo equipo podía dar dos caras tan distintas en tan poco tiempo.

Los números dieron con los huesos de Paco Jémez en la calle y con la llegada “milagrosa” de Juan Manuel Rodríguez. Nada -o casi nada- cambió el equipo con la llegada del míster: una mayor solidez defensiva (traducida en balonazos sin contemplaciones y en no perder balones peligrosos en la zona ancha) y poco más. Pero a esas alturas a nadie le importaba el juego. Era tanta la ansiedad que nos había creado la situación en la que nos dejó el cordobés, que todos queríamos ganar los 3 puntos para salir del pozo sin importarnos la forma. Y se hizo el milagro. Salvados por la campana y algún otro condicionante más, Las Palmas salvó la categoría y revertió una situación que había tomado tintes de drama. Pasamos de la ambición de las primeras jornadas al conformismo de las últimas.

El mejor síntoma de que la cosa marcha “bien” este año es que nuestra mayor preocupación es el juego del equipo. Vemos un buen partido por cada cuatro o cinco malos. Si bien es cierto que el equipo no estaba jugando especialmente mal en Alcoy en el segundo tiempo hasta la expulsión de Pignol, hay que decir que el Guadalajara nos dio un repaso, el Alcorcón otro, el Sabadell otro… Queremos estar más arriba, optar a puestos de promoción. Eso es bueno. La ambición, como decía al principio, no es mala siempre y cuando te la puedas permitir.

A todos nos sabe a poco haber hecho buenos partidos ante Valladolid, Deportivo o los dos filiales. Todos queremos, aparte de la comodidad clasificatoria, una mejor imagen del equipo (especialmente lejos de Gran Canaria). “Todos queremos más”, como dice la canción. Pero yo, de momento, me apunto a la mediocridad del conformista. Los 50 puntos siguen siendo mi objetivo. Será porque pienso que no tenemos plantilla para mucho más.

Si los números algún día dejan de ser un aval (cosa que no deseo), hablaremos. Ya se encargarán algunos dentro y fuera del club de cumplir su deseo de fusilar al entrenador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario