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sábado, 8 de septiembre de 2012

Pesadilla y decepción


Penosa y decepcionante derrota ante el Alcorcón (1-3) en un partido para olvidar en el que desde el primer minuto ya estábamos haciendo las cosas mal: un agarrón innecesario de Momo supuso un penalty que Sergio Mora no supo transformar y que Barbosa repelió bien. Era sólo el comienzo de una pesadilla que iba a durar más de 95 minutos.

Se puede decir (y así lo ha confirmado su entrenador en la rueda de prensa posterior), que Las Palmas no ha hecho nada bien. Su fútbol ha sido plano, previsible, plagado de imprecisiones y de errores inexplicables. Jamás ha tenido el balón ni ha sabido cómo evitar la presión a la que le sometía un Alcorcón que, sin mostrar grandes alardes, fue superior de principio a fin.

La defensa estuvo muy mal. Alguien debió advertir a Lobera que David García baja mucho en el lateral derecho, aunque 45 minutos más tarde descubrimos que Deivid es incluso peor. Me estaba sorprendiendo a mi mismo echando de menos a Pignol cuando recordé que en el banquillo estaba Aythami. Sin duda, la conclusión más clara al respecto es que el entrenador no cuenta con él.

Corrales, en su línea, pidiendo a gritos un cambio en esa posición que nunca llega. Es imposible perder más balones. Y Murillo estuvo para colmo desconocido: torpe con el balón y muy impreciso.

Chrisantus: otro partido sin oler puerta.
Los goles, los tres, fueron un prodigio de torpeza defensiva. Como en Elche. En el primero, pasillo y alfombra roja para el delantero. Todos mirando. Nadie le entró. En el segundo, remate a placer en el área pequeña entre los dos centrales. Y Barbosa sin salir. Y en el tercero, dos corners idénticos. El primero lo escapamos de milagro y el segundo fue dentro.

Pero no sólo fueron los goles. La paliza pudo ser de escándalo si el equipo madrileño hubiera estado algo más acertado. Aparte del penalty, hubo oportunidades para irse al descanso con dos o tres goles más.

El centro del campo fue un naufragio. Sergio no estuvo los 45 minutos que “jugó”. Javi Castellano estuvo por debajo de su nivel (algo entendible). Nauzet y Momo apenas aparecieron (salvo este último en el gol milagroso que cerraba la primera parte). Milagroso porque nadie se creía que nos fuéramos así “de bien” al descanso después del chorreo que nos estaba dando el Alcorcón.

Vitolo sigue siendo la sombra de aquél que nos deslumbró hace ya dos años. Y Chrisantus… se le sigue esperando. El debut de Thievy fue decepcionante. Demasiado individualista. Muy explosivo, eso sí, pero como un pollo sin cabeza.

La única alegría de la tarde: Barbosa parando el penalty.
Vamos, que no escapa nadie. Ha sido un partido deplorable, horrible, para olvidar. Y Sergio Lobera estuvo como el resto: ni acertó con el recambio de Pignol, ni acertó con los dos cambios que hizo ni supo encontrar en ningún momento la clave para que el equipo despertara de ese mal sueño. Bien en la autocrítica, pero se espera mucho más que eso de él.

En definitiva, que hemos vivido una pesadilla que esperemos que no repita. Si queremos luchar este año por algo más que la permanencia, este espectáculo bochornoso no puede volver a repetirse de ninguna de las maneras. Todavía queda tiempo, pero la línea de juego y resultados es claramente descendente.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Obligados a mejorar


Jugar bien y ganar. Eso es lo que piden los aficionados más exigentes de cualquier equipo del mundo (no sólo los amarillos). El inicio de temporada del equipo de Sergio Lobera ha otorgado la primera de las exigencias, pero no la segunda. Y puestos a ser exigentes, sólo parte de la segunda.

Jugar bien. Dícese de todo aquello que no sea dar patadones sin sentido y dedicarse a defender y especular con el marcador durante todo el partido. Se entiende que un equipo juega bien cuando trata bien el balón, lo juega con criterio, velocidad, posesión y profundidad. Unido a ejercer una presión bien ejecutada que permita la recuperación rápida del balón. O al menos todo eso hay que intentarlo.

Las Palmas lo ha hecho, pero se ha quedado sin gasolina con dos tercios del camino recorrido. Además, la defensa no ha estado al nivel necesario, ni en las marcas ni en las entregas. Fallos clamorosos que bien recuerdan épocas recientes. Goles a balón parado que, vistos una y otra vez, son perfectamente evitables. Y arriba, bajo porcentaje de definición sobre las ocasiones creadas.

Ganar. Sólo en Santander. Empate ante el Lugo y derrota en Alicante. 4 puntos de 9 posibles. Una buena media si el objetivo fuera la permanencia. Para todo lo demás, se puede decir que el bagaje es insuficiente.

El siguiente rival que visita el estadio de Gran Canaria es el Alcorcón. Ya sin Anquela, pero con el grueso de una plantilla que el año pasado llegó a disputar el play-off de ascenso a Primera. El conjunto madrileño ha mordido el polvo las dos veces que ha aterrizado en tierras grancanarias. Y no de cualquier manera: 4-1 y 2-0. Su nuevo entrenador, el ex del Elche Pepe Bordalás, es de esos “perros viejos” de la categoría que ha sabido en otras temporadas cómo sacar beneficio del recinto de Siete Palmas.

Con los madrileños viene Laguardia, además con posibilidades de ser titular. Otro de los que se fueron este verano del equipo y que vuelven antes de comenzar el otoño enrolado en otra escuadra. Ojalá, si juega, tenga uno de los muchos días grises que le vimos vistiendo la camiseta amarilla (la de Las Palmas).

Alineación que se enfrentó al Alcorcón en el partido de la pasada temporada.Sólo 4 de los 11 siguen este año en el equipo.

Para ese partido Sergio Lobera recupera efectivos: vuelven David González y Javi Castellano, y Thievy ya está disponible. No jugará Pignol, lo que significa que vamos a desvelar si el técnico aragonés confía de verdad en Aythami o prefiere hacer un remiendo con David García. Es duda en el otro lateral Corrales, posición para la cual podríamos decir lo mismo de Dani Castellano e incluso Borja. Por tanto, grandes oportunidades para dar la alternativa a las dos posiciones más frágiles del equipo en este arranque liguero.

Argumentos hay de sobra para asistir al estadio con la ilusión intacta pese a la derrota del sábado pasado. Hay tiempo y capacidad de mejora. Estamos obligados a hacerlo. Pero lo primero deben ser los tres puntos. Yo prefiero exigir lo mismo que escribía al inicio de esta previa, pero cambiando el orden de los factores: primero ganar y, de paso y si se puede, jugar bonito y que todo el mundo se divierta.