Es indudable que si el Presidente de la Unión Deportiva Las Palmas tuviera la misma habilidad para generar ilusión que para confeccionar un verdadero proyecto de equipo grande, Las Palmas ya estaría en Primera División. Es asombrosa la capacidad que tiene Miguel Ángel Ramírez para reactivar la ilusión del aficionado amarillo un año tras otro.
Cada temporada ocurre lo mismo. Llega el verano y con él una serie de hechos que logran captar la atención de los que, hace apenas unas semanas, maldecíamos en arameo. Pero lo de este año no tiene parangón. Ha apagado de un plumazo los ecos de la despedida de Juan Manuel Rodríguez. Ha hecho olvidar a muchos las actuaciones entre bambalinas de Juanito y Toni Cruz. Ahora todo vuelve a ser ilusionante, próspero. Los mensajes son unánimes y dirigidos, cargados del espíritu que todos necesitamos y con el contenido que queremos escuchar.
Me recuerda a los mercaderes más experimentados del zoco. Son capaces de venderte algo en lo que no crees y que una parte de ti ni tan siquiera quiere. En menos de cuatro días, se ha hecho pública la contratación de Sergio Lobera como entrenador amarillo, se ha presentado al nuevo Secretario Técnico y se ha confirmado el regreso que esperábamos todos de Nauzet Alemán. Apenas sin darnos cuenta ya estamos hablando de proyecto de ascenso.
Parece que ya no es tan importante el millón doscientos mil euros que dejaremos de percibir del Gobierno ni la retirada masiva de patrocinios. Tampoco parece importar ya la salida confirmada de unos y la previsible de otros, las rebajas de los contratos y la filosofía del “coste cero”. Ahora vuelve a lucir el sol. Y todo está preparado para una nueva campaña de abonados que arrancará más pronto que tarde. Y todavía tienen preparados más efectos especiales, más humo, más madera que alimente la esperanza del nuevo curso.
En verdad es un crack, un amo de las pretemporadas. Hay que reconocerlo. Me quito el sombrero. Está volviendo a renovar el crédito de la ilusión y conseguirá un buen puñado de abonos. Luego llegará la realidad, y el listón está muy alto. Ojo con apuntar muy arriba porque la bala puede subir y caernos en nuestra cabeza. La Segunda División B es un pozo que está repleto de proyectos de ascenso construidos en falso en Segunda A. Así que habrá que tener cuidado y mantener los pies en el suelo. Sentar una buena base, cuidar mucho la cantera y confeccionar una plantilla acorde con las expectativas.
No sé si lo conseguirán, pero lo que hoy es un hecho es que ya han dado el primer paso. Las declaraciones del entrenador y las del Secretario Técnico suenan a melodía celestial. Luego el balón dictará sentencia. Si no ascender sería un fracaso, andar luchando por la permanencia tendría, en buena lógica, que acabar con esta Directiva con el Presidente a la cabeza. Eso también quiero oírlo. Sería muy ilusionante.